lunes, 26 de octubre de 2009

¡Pare de sufrir!

No busco pareja, busco adversarios. Alguien que merezca la pena suficiente de aplicar todas las fuerzas y las armas necesarias. Eso fuiste, pero ya no. O lo has vuelto a ser pero no me prestas batalla. O ya no estoy a tu altura. Sin embargo, la incertidumbre sobre el estrado me pide que te espere. No quiero aceptar que no estamos a la misma altura. Ni quiero esperar a que igualemos la marcha. Pero sin embargo, te espero, donde sea que esté. ¿Me estoy autoconvenciendo de que era algo más que sexo lo que tuvimos? De todas formas: ¿Qué importa lo que tuvimos si ya no existe? Ya no “se hace”. Lo que existe es el ahora. Y yo estoy aquí ahora porque así lo quise - ¡porque así lo pude! Y sin embargo te sigo esperando. Hay algo que nunca podré negar y es que formas parte de mí. Pero como no puedo negar eso de vos, tampoco puedo negarlo de otra persona. Claro que… te conozco. Y lo que más te molesta es eso. Lo que más te molesta es que te ofrezco lo que quieres, pero por orgullo y miedo no quieres – no puedes aceptarlo. Quieres apegarte a conceptos y definiciones que ni siquiera tu respetas. Porque llenarse la boca con palabras es fácil, mas no llenarse del “verbo”, de accionar aquello que decimos. Lo he comprobado, y compruebo, al escribir esto. No se evita lo que se tiene superado - ¡Se le pasa por encima! Basta de compadecerse. A mí mismo y a los demás. ¡Todo altruismo es falso ya que hasta el bienestar del otro es una aspiración del propio altruista! No existe, no ES, el “quiero que seas feliz”, porque el querer algo para otro ya significa una intención propia. El altruismo es la forma más evidente para engañar estúpidos. El altruismo crea los lazos que nos flagelan - ¡no nos unen! Y lo que es peor de todo: tampoco nos separan. Nos atan al dolor. ¿Qué tiene de malo el egoísmo sincero? ¿El egoísmo cínico? Nada - ¡No miente! Y como el “bien” y el “mal” cada vez tienen menos significado “moral” y más de objeto abstracto, de idealismo, que de verdad y realismo, yo no te juzgo sino que te admiro. No por tus palabras sino por tus hechos. Me dolió tu engaño porque no deja de dolerme el engaño que me hago a mí mismo. Y es por eso que no tengo nada que perdonarte. Solo tengo que perdonarme a mí mismo. Por eso tus palabras me importan un bledo y ahora solo hablo con tus actos. Que pueden ser engañosos pero solo muestran el fin último de tu egoísmo. Este es el manifiesto de mi razón para dejar de dedicarte vida. Dejar de dedicarte espacio. El problema no es olvidarte: ¡es vencerme a mí mismo! Porque lo que amo de vos es tu enseñanza y eso ya me acompaña para siempre.
No ser altruista no significa violencia. “Violencia es mentir”. No ser altruista significa amor a la vida. Y la vida es muerte. No autoproclamarse altruista es demostrar una gota de verdad. Claro… pero si sufro es porque quiero convalecer, no quiero que se compadezcan. En realidad me compadezco y genero lástima para que ayuden. Porque me criaron pensando que tengo que “ayudar”. Yo no tengo que ayudar. A veces quiero y otras veces no me importa, y eso no significa rencor. ¡Significa egoísmo! Pero a los dominadores actuales les gusta separar entre el bien y el mal: Darnos una moral en la que bajo el bien se “esconde” el altruismo - Lo que es peor: ¡que el altruismo es el BIEN! Y no nos damos cuenta que es así como nos engañan y obligan a jugar su juego. Porque eso no es guerra: es juego. Uno juega o pisa a quienes domina, pero en la guerra se gana el lugar: “sobre adversarios iguales… Igualdad ante los enemigos”. Esto no es un llamado a la masacre de personas sino a la masacre de los dogmas. Una masacre a los extra e intra condicionamientos. Alguien es mi enemigo porque le rindo amor; no se lo debo- ¡se lo doy lo pida o no! La “guerra” se le declara a los débiles y a la “verdad consensuada”. La GUERRA se le declara al adversario digno, al límite. No al “buen” o al “mal” “gusto”. Al GUSTO en su totalidad.
¡Y el problema no es la mentira sino la fe en ella! El anarquismo puede ser una seductora manifestación del altruismo que aun pueda quedarme y me niego a dejar, o bien es la manifestación máxima de mi egoísmo fisiológico: mi voluntad de poder y por ello mi voluntad de vivir. ¡Mi instinto de supervivencia!
¿La incondicionalidad de mi amor? Esto no es incondicional. Es satisfactorio sentirlo. Es puro y total deseo. Es la pérdida de tu forma y la transformación en mi mentalidad de la idea de ti. Y “las ideas son a prueba de balas”. A prueba de las balas de tu voluntad. No solo te amo porque quiero, sino también porque puedo. Y mi amor dista mucho de ser una ofrenda. Ni siquiera es fe. Es experimentación, observación y sentimiento. No te lo ofrezco porque no me interesa que lo aceptes. Simplemente te lo doy. Lo pongo ante ti pero no puedes tocarlo porque no lo ves, ni lo sientes, ni lo hueles, ni lo oyes. Esta simplemente dentro tuyo -¡y lo que buscas aniñadamente fuera! Es la conexión suprema y eterna. El todo y la nada. No necesito tu sexo – mas ello no quiere decir que no te desee. Ya lo tuve, ya sé lo que es. Cuando estaba con vos deseaba el sexo con otros. Deseaba conocer a otras personas. ¡Pero aun así deseaba hacerlo con vos! ¡Aun lo hago! Porque en ti vi más cosas que un cuerpo y una satisfacción carnal. Vi en todo su esplendor un pedazo de VERDAD. Vi tu extrema necesidad de ser comprendido, tu grito autosofocado por orgullo y miedos, por tu egocentrismo - que dista mucho del egoísmo al que hago alusión. Y esto no es piedad, mucho menos compasión. Es una declaración de guerra.

domingo, 18 de octubre de 2009

Cuando me digas te amo… (de Pepe)

Si me decís te amo espero no sea: una pregunta, un suspiro, una condena, sino una afirmación.
Pero no es necesario que uses tu lengua de esa forma para manifestarlo.
Si lo sientes simplemente hazlo, y que eso no te moleste, limite o represente sacrificio.
Amor es siempre libertad, pureza e infinitud. Piénsalo bien, si es lo que quieres decir. Pues no digas un te amo que suene al castigo de los reproches, o al egoísmo posesivo, ni al orgullo de saber qué me conviene, cómo y cuándo; y esto siempre bajo el yugo de tus opiniones.
Amor es dejar crecer, compartir la expansión y disfrutar el mientras.
No me digas despacio al oído "te amo" antes de dormir si el resto del día no lo festejaste en mi presencia. Si cuando nos juntamos es para escuchar tus rutinas y lamentos, o las consideraciones hechos y personajes de tu historia. Pues quiero brindis, sonrisas y alegrías que despierten el interés de tu encuentro como el juego perfecto en el que danzamos según nuestras reglas, por las que somos siempre participantes sinceros de esta unión elevadora que confirma con honestidad el placer de reencontrarse.
No me susurres "te amo" luego de hacer el amor y que suene como un premio. Nunca me digas "te amo" y te aflijas si mi respuesta no es la que buscabas. Pues ese amor condicionado no lo quiero, porque el amor, si un día lo sientes por mí, no puedes dejarlo o perderlo por mi acción, ya que la palabra AMOR conlleva una gran dosis de desinterés, que no implica la concordancia de mi actuar según tus conceptos o caprichos.
Amor tuvo un Dios por sus criaturas y vació sus dogmas con el espacio divino del libre albedrio. Amor no sienten los que exigen culpas en su nombre. Poco saben de AMOR los que gritan y escriben "te amo" si creen que esa es su condena y su dolor. Tendrán que amar entonces un poco menos a la pared de emociones ignorantes e insensatas que les bloquea la vista, porque el AMOR es el universo lejano en el horizonte de las personas que pueden vivir su realidad diferente, con los ojos poderosos, del respeto y la humildad, de las ganas y el perdón, de quien lo dice en acción, a cada segundo y con la convicción de que en ese lugar mágico del amor vamos a encontrarnos un día todos los que consecuentemente creemos en su fuerza y voluntad. En la naturalidad de su ascendente deber que es la salvación.