lunes, 30 de noviembre de 2009

Universo

Tenemos miedo a la muerte.
Incomprendemos el final y el principio.
Tenemos la máxima libertad del QUERER.
Podemos elegir entre autosanarnos para sanar nuestro universo
o autodestruirnos para enfermarlo.
El final del universo - ¡del universo propio! - es otro principio.
La energía es vida y la vida es energía.
Estamos vivos con el universo.
Podemos viajar por el universo con solo quererlo.
Porque el universo es tiempo. Tenemos todo el tiempo del universo.
La imaginación humana es el universo pensando.
Lo que más nos cuesta ver es lo que está lejos y cerca de nosotros.
¡Los límites del universo y el átomo mismo!
Son la misma cosa.

lunes, 26 de octubre de 2009

¡Pare de sufrir!

No busco pareja, busco adversarios. Alguien que merezca la pena suficiente de aplicar todas las fuerzas y las armas necesarias. Eso fuiste, pero ya no. O lo has vuelto a ser pero no me prestas batalla. O ya no estoy a tu altura. Sin embargo, la incertidumbre sobre el estrado me pide que te espere. No quiero aceptar que no estamos a la misma altura. Ni quiero esperar a que igualemos la marcha. Pero sin embargo, te espero, donde sea que esté. ¿Me estoy autoconvenciendo de que era algo más que sexo lo que tuvimos? De todas formas: ¿Qué importa lo que tuvimos si ya no existe? Ya no “se hace”. Lo que existe es el ahora. Y yo estoy aquí ahora porque así lo quise - ¡porque así lo pude! Y sin embargo te sigo esperando. Hay algo que nunca podré negar y es que formas parte de mí. Pero como no puedo negar eso de vos, tampoco puedo negarlo de otra persona. Claro que… te conozco. Y lo que más te molesta es eso. Lo que más te molesta es que te ofrezco lo que quieres, pero por orgullo y miedo no quieres – no puedes aceptarlo. Quieres apegarte a conceptos y definiciones que ni siquiera tu respetas. Porque llenarse la boca con palabras es fácil, mas no llenarse del “verbo”, de accionar aquello que decimos. Lo he comprobado, y compruebo, al escribir esto. No se evita lo que se tiene superado - ¡Se le pasa por encima! Basta de compadecerse. A mí mismo y a los demás. ¡Todo altruismo es falso ya que hasta el bienestar del otro es una aspiración del propio altruista! No existe, no ES, el “quiero que seas feliz”, porque el querer algo para otro ya significa una intención propia. El altruismo es la forma más evidente para engañar estúpidos. El altruismo crea los lazos que nos flagelan - ¡no nos unen! Y lo que es peor de todo: tampoco nos separan. Nos atan al dolor. ¿Qué tiene de malo el egoísmo sincero? ¿El egoísmo cínico? Nada - ¡No miente! Y como el “bien” y el “mal” cada vez tienen menos significado “moral” y más de objeto abstracto, de idealismo, que de verdad y realismo, yo no te juzgo sino que te admiro. No por tus palabras sino por tus hechos. Me dolió tu engaño porque no deja de dolerme el engaño que me hago a mí mismo. Y es por eso que no tengo nada que perdonarte. Solo tengo que perdonarme a mí mismo. Por eso tus palabras me importan un bledo y ahora solo hablo con tus actos. Que pueden ser engañosos pero solo muestran el fin último de tu egoísmo. Este es el manifiesto de mi razón para dejar de dedicarte vida. Dejar de dedicarte espacio. El problema no es olvidarte: ¡es vencerme a mí mismo! Porque lo que amo de vos es tu enseñanza y eso ya me acompaña para siempre.
No ser altruista no significa violencia. “Violencia es mentir”. No ser altruista significa amor a la vida. Y la vida es muerte. No autoproclamarse altruista es demostrar una gota de verdad. Claro… pero si sufro es porque quiero convalecer, no quiero que se compadezcan. En realidad me compadezco y genero lástima para que ayuden. Porque me criaron pensando que tengo que “ayudar”. Yo no tengo que ayudar. A veces quiero y otras veces no me importa, y eso no significa rencor. ¡Significa egoísmo! Pero a los dominadores actuales les gusta separar entre el bien y el mal: Darnos una moral en la que bajo el bien se “esconde” el altruismo - Lo que es peor: ¡que el altruismo es el BIEN! Y no nos damos cuenta que es así como nos engañan y obligan a jugar su juego. Porque eso no es guerra: es juego. Uno juega o pisa a quienes domina, pero en la guerra se gana el lugar: “sobre adversarios iguales… Igualdad ante los enemigos”. Esto no es un llamado a la masacre de personas sino a la masacre de los dogmas. Una masacre a los extra e intra condicionamientos. Alguien es mi enemigo porque le rindo amor; no se lo debo- ¡se lo doy lo pida o no! La “guerra” se le declara a los débiles y a la “verdad consensuada”. La GUERRA se le declara al adversario digno, al límite. No al “buen” o al “mal” “gusto”. Al GUSTO en su totalidad.
¡Y el problema no es la mentira sino la fe en ella! El anarquismo puede ser una seductora manifestación del altruismo que aun pueda quedarme y me niego a dejar, o bien es la manifestación máxima de mi egoísmo fisiológico: mi voluntad de poder y por ello mi voluntad de vivir. ¡Mi instinto de supervivencia!
¿La incondicionalidad de mi amor? Esto no es incondicional. Es satisfactorio sentirlo. Es puro y total deseo. Es la pérdida de tu forma y la transformación en mi mentalidad de la idea de ti. Y “las ideas son a prueba de balas”. A prueba de las balas de tu voluntad. No solo te amo porque quiero, sino también porque puedo. Y mi amor dista mucho de ser una ofrenda. Ni siquiera es fe. Es experimentación, observación y sentimiento. No te lo ofrezco porque no me interesa que lo aceptes. Simplemente te lo doy. Lo pongo ante ti pero no puedes tocarlo porque no lo ves, ni lo sientes, ni lo hueles, ni lo oyes. Esta simplemente dentro tuyo -¡y lo que buscas aniñadamente fuera! Es la conexión suprema y eterna. El todo y la nada. No necesito tu sexo – mas ello no quiere decir que no te desee. Ya lo tuve, ya sé lo que es. Cuando estaba con vos deseaba el sexo con otros. Deseaba conocer a otras personas. ¡Pero aun así deseaba hacerlo con vos! ¡Aun lo hago! Porque en ti vi más cosas que un cuerpo y una satisfacción carnal. Vi en todo su esplendor un pedazo de VERDAD. Vi tu extrema necesidad de ser comprendido, tu grito autosofocado por orgullo y miedos, por tu egocentrismo - que dista mucho del egoísmo al que hago alusión. Y esto no es piedad, mucho menos compasión. Es una declaración de guerra.

domingo, 18 de octubre de 2009

Cuando me digas te amo… (de Pepe)

Si me decís te amo espero no sea: una pregunta, un suspiro, una condena, sino una afirmación.
Pero no es necesario que uses tu lengua de esa forma para manifestarlo.
Si lo sientes simplemente hazlo, y que eso no te moleste, limite o represente sacrificio.
Amor es siempre libertad, pureza e infinitud. Piénsalo bien, si es lo que quieres decir. Pues no digas un te amo que suene al castigo de los reproches, o al egoísmo posesivo, ni al orgullo de saber qué me conviene, cómo y cuándo; y esto siempre bajo el yugo de tus opiniones.
Amor es dejar crecer, compartir la expansión y disfrutar el mientras.
No me digas despacio al oído "te amo" antes de dormir si el resto del día no lo festejaste en mi presencia. Si cuando nos juntamos es para escuchar tus rutinas y lamentos, o las consideraciones hechos y personajes de tu historia. Pues quiero brindis, sonrisas y alegrías que despierten el interés de tu encuentro como el juego perfecto en el que danzamos según nuestras reglas, por las que somos siempre participantes sinceros de esta unión elevadora que confirma con honestidad el placer de reencontrarse.
No me susurres "te amo" luego de hacer el amor y que suene como un premio. Nunca me digas "te amo" y te aflijas si mi respuesta no es la que buscabas. Pues ese amor condicionado no lo quiero, porque el amor, si un día lo sientes por mí, no puedes dejarlo o perderlo por mi acción, ya que la palabra AMOR conlleva una gran dosis de desinterés, que no implica la concordancia de mi actuar según tus conceptos o caprichos.
Amor tuvo un Dios por sus criaturas y vació sus dogmas con el espacio divino del libre albedrio. Amor no sienten los que exigen culpas en su nombre. Poco saben de AMOR los que gritan y escriben "te amo" si creen que esa es su condena y su dolor. Tendrán que amar entonces un poco menos a la pared de emociones ignorantes e insensatas que les bloquea la vista, porque el AMOR es el universo lejano en el horizonte de las personas que pueden vivir su realidad diferente, con los ojos poderosos, del respeto y la humildad, de las ganas y el perdón, de quien lo dice en acción, a cada segundo y con la convicción de que en ese lugar mágico del amor vamos a encontrarnos un día todos los que consecuentemente creemos en su fuerza y voluntad. En la naturalidad de su ascendente deber que es la salvación.

lunes, 28 de septiembre de 2009

En el valle, entre dos montañas.

"Hay opios para el remordimiento, narcóticos que pueden acallar el sentido moral hasta dormirlo. Pero aquello era un símbolo visible de la degradación del pecado. Era un signo siempre presente de la ruina a que llevan los hombres a sus almas".
"Llenó hojas y hojas de ardientes palabras de pesar y de ardientes palabras de dolor.
Existe una voluptuosidad en hacerse reproches. Cuando nos censuramos, sentimos que ningún
otro tiene derecho a hacerlo. Es la confesión, y no el sacerdote, quien nos da la
absolución. Cuando Dorian terminó su carta sintióse perdonado".
"El retrato de Dorian Gray" - Oscar Wilde

Es tan divertido tener problemas. "Últimamente solo escucho tus quejas". ¡¡Pero si das para mucho más que eso!! Todo se trata de un balance; no existe lo bueno sin lo malo. Una cosa sin su opuesto. La ausencia y la presencia. Un balance, un equilibrio. Incluso la búsqueda espiritual de alguien “equilibrado” es señal de su desequilibrio y su problema, puesto que la búsqueda es solo un problema informático. Solo es un nivel diferente en la MENTALIDAD hermética. La seguidilla de estos principios a partir de la generación de un pensamiento es maravillosa porque revela la formación de la realidad, que no es otra cosa sino un estado mental. Lo interesante de poder concientizarlo es el control que ello conlleva. El “querer controlar” está mentalizado, estratificado, resuena y está polarizado, yendo y viniendo, coaccionado por una especie de moralidad, que no es sino una mentalización del ideal de realidad que es convención. Pero es allí donde falla esa mentalización. Peca de soberbia y encuentra su límite en el efecto que causa. Siempre se trata de un círculo. Y es por ello que la moral es algo flexible. Pues cualquier imposición autoritaria es falsa. Cayendo en el abismo de la inacción y la parálisis, causadas por el término de la polaridad en cierto nivel y el salto vibracional a otro, modelamos el mundo en el que vivimos. Lo transformamos. Cambiamos nuestra realidad. Uno se esfuerza y tiene cierta compasión por quienes no quieren ver. Pero no es el enojo o la frustración quien cambia el mundo. Es la aceptación, la paciencia. Paciencia no de esperar, sino de paz y cambiando desde la incondicionalidad, con amor. Hoy leí sobre el sufrimiento y el “amor”, no del incondicional sino de ese amor que llamamos “complementario”. Hoy escuché sobre el sufrimiento y el “amor”. El sufrimiento no es más que el control y el condicionamiento de nuestra moral, valores, preceptos y conceptos. Es la falta de aceptación e ignorar la conciencia. Todo ello que empieza desde abajo, termina arriba. Si comenzamos desde abajo y cambiamos nosotros es inevitable - ¡realmente es inevitable! – cambiar lo de arriba. Un voto, por ejemplo, no es un cambio. ¡Un voto es un contrato firmado anónimamente por el votante! ¡Qué cobardes, necios e ingenuos! La crisis de representatividad está en que cuando no se cumple el contrato no se sabe a quién se está perjudicando. Dentro nuestro duerme ese falso alivio, blasfemo, del anonimato. ¡Es nuestra condena! Pero quien juzga es la conciencia que ignoramos. Y mientras más la ignoramos, tratamos de controlarla y, en algunos casos, hasta pedimos consejos solo para intentar justificar nuestro autoconvencimiento. Y es aquí donde el círculo hermético de los 7 principios interrelacionados marcha. Una cosa que tapa a otra genera la realidad en la cual nos movemos inconformes. ¡Es fácil culpar a otros! Parece que esas bellas protuberancias que salen de nuestras manos, y no por nada son útiles para crear, lo son también para señalar. Hay mucho para aprender. Dejemos de arrepentirnos, culpabilizarnos y victimizarlos, cuando no somos más que víctimas de nuestra incapacidad para ACEPTAR. ¡AMÉMOSNOS al menos a nosotros mismos!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sobre la verdad y el amor

"Hay miles de argumentos validos, pero si te da miedo no sirve.
En especial porque tal vez ocupandote de otros,
no te haces cargo de vos"
Jose Ignacio Storni

Hacerse cargo de la verdad no es tarea sencilla. Significa no imponer excusas, significa no pedir disculpas falsas y carentes de sinceridad. Significa no arrepentirse de los propios actos y aceptar las consecuencias. Hay cierta “necesidad” en tapar la verdad sobre nuestras acciones, y las verdaderas intenciones tras ellas. Es una necesidad alimentada por un miedo nefasto. Miedo a que NUESTRA verdad no sea bien recibida. En realidad, hasta ese mismo miedo puede considerarse hipócrita, pues es solo excusa de una proyección de soledad a futuro, fundada en el egocentrismo y posible coacción sobre nuestro accionar. Coacción que, supuestamente, los demás ejercerían afectados por una verdad ajena (la nuestra). Pues, todo este rollo de blasfemia cotidiana, y disfrazado de falsa consciencia es un circulo vicioso atraedor de mentiras, engaños, desencuentros, cargos de conciencia, dolor, proyecciones y falsos apegos. ¿Tan idiotas somos como para no darnos cuenta de que este círculo vicioso solo se rompe con decir la verdad y hacernos cargo de ella? ¿No es eso, acaso, el ser consciente de los propios actos? ¡Cuán liberador es decir lo que uno piensa a consciencia! ¡Y si no estamos seguros de lo que decimos mejor cerrar la boca!
No está demás decir “te amo” si lo sentimos en determinado momento. ¡Está demás pensar que debemos sentirlo todo el tiempo! Porque ese “te amo” es tan efímero como las palabras. Tan limitado como el lenguaje y la escritura. El verdadero amor es aquel incondicional. Aquel que no pide nada a cambio. Aquel que no tiene excusas, que no pide perdón y que no se arrepiente. El verdadero AMOR, el incondicional, es aquel definido por todo lo que no es: Excusas, disculpas y arrepentimientos. Estas acciones son aquella polaridad de la cuestión en sí. El otro extremo: MIEDO. Miedo a estar solos. ¡Criatura idiota! Venimos y nos vamos de éste mundo completamente solos, y el tiempo que “vivimos” en él estamos y somos completos. Vivimos aterrados con la idea de una carrera contra el tiempo tratando de encontrar complementarios. ¡Idiota iluso! No se puede complementar lo que ya está completo. Se puede sumar y compartir, pero completar no solo es innecesario sino imposible.
Aquel que no tiene miedo es el encaminado hacia la libertad. Aquel que no tiene miedo es quien AMA. Aquel que no tiene miedo vive, los demás solo idealizan realidades sumergidos en la ignorancia de su SER y su ESENCIA. Idiotizados por la tercerización y personalización de una figura material y finita, que falsamente centralizada, los aleja de la verdadera naturaleza de su existencia. Atados a tablas y pasados. Idealizando futuros y negando lo único que existe: El presente. Esclavizados bajo promesas falsas y subordinados de idiotas mayores. Cegados con estiércol histórico-socio-cultural y educados en doctrinas esclavizantes de eterno retorno emocional y estancamiento evolutivo nos convertimos en títeres de titiriteros. Mas, yo odio a los títeres y a los titiriteros. Yo quiero ser creador. Y quien crea tiene que destruir, como quien destruye el mármol para crear la escultura. ¡YO SOY!

lunes, 31 de agosto de 2009

La danza en el cielo (Pepe)

No puedes desafiar, a quien baila con las estrellas, o le sonríe a la luna. Debes adorar a quien tiene el sol en su piel. Pocos son los que pueden ingresar en un lugar y encandilar a todo lo que le rodee. En especial, con la luz constante y justa de la verdad y el equilibrio. Honrad al ecuánime, porque de él brota la libertad, que a todos regocija. Alábate solo a ti mismo más ignora a quien te alabe. Escucha a quien pueda demostrarte que el camino a la felicidad de tu corazón, se halla en tu interior. Y desde allí, junto a tu alma, y a su magnifica pureza, podrás desprenderte del peso que acarreas en la tierra, y elevarte hacia el cielo, para danzar con aquel, que brilla entre los astros. ¡Dichoso si no necesitas más que escucharte a ti mismo!
Comprender su amor, es indescifrable. Es superador y grandioso, porque esta lleno de razones filosas, que poco tienen que ver con la erudición. Pues serán puertas sin limites las que al cruzar desdoblaran al infinito los finales en comienzos, y lo establecido en ficción. Intenta penetrar como lanza en tus pensamientos, déjalos sangrar hasta la última gota, y haz con ese liquido muerto, la alquimia que revele, al nuevo despertar de tu cuerpo inerte y fétido que llevas como cruz. Inicia desde tu templo, la posibilidad de imperar bajo el mandato del Universo al cual gozas regresar. Así, donde acumules tus bienes, se encontrara tu tesoro. En esas bellas arcas se hallara tu hogar. Medita bien, a que cosas te piensas dedicar, y en que personas buscaras la paz, porque tu amor será una encrucijada entre dos, que solo uno resolverá.
Complementa mis palabras con tu historia, o descubre las tuyas bajo la ceguera de quien sufre en el medio de los tormentos. Ceguera que esta raza no logra emancipar, producto de la desolación que llena esos vacíos inalcanzables, que desde el tiempo sin forma, manipuló en su espacio para poder negar la incuestionable Verdad. Acepta tus condiciones, y destruye tus miedos, para que la contradicción deje de reinar. Así podrás elevarte por sobre lo que te ata, para ser tú quien genere los hilos de este inmenso collar. Es cada una de sus perlas, las que lecciones te darán, y es tu rostro, el que su inmaculado blanco reflejará. Créete a ti mismo. Créate por sobre todas las cosas, pues esa es la posibilidad de vivir, con la consciencia de un Dios en tu interior, que te brinda en cada presente sus divinas oportunidades. Abandona ahora las vanidades de tu sociedad, y vuélvete humilde, para estar atento debajo de las sombras del farol que te guía. Los ciclos continúan, y con la suerte entre tus causas, sus efectos te harán.
Quien así mismo, se respeta, puede sentir estas palabras y en completa interdependencia se desprende de aquellos, que entre serpientes permanezcan sumisos y seducidos por la seguridad absurda, egoísta e incompetente de la mayoría, que no es más que el terror a la soledad. Todas mentiras impuestas, para evitar la expansión a cual estamos destinados si nos oyéramos cantar sinceros, bajo la noche final.

De Pepe

viernes, 28 de agosto de 2009

Sobre los manipuladores manipulados:

"Quien no pueda mandarse a sí mismo debe obedecer.
Y hay quien sabe mandarse a sí mismo,
¡Mas aún falta mucho para que también se obedezca!"
F. Nietzsche


Allí están reunidos. Discutiendo y burocratizando todos los problemas que ellos mismos crean. Preparando el antídoto de esa mordida mortal de serpiente. ¡Mas si ellos no son más que el mismo veneno! Asquerosas alimañas rastreras con aires de grandeza. Viven chupando la sangre de los débiles. ¿Creen ser fuertes por ello? No me engañan a mí. Duermo tranquilo sabiendo que los de mi raza están llegando. No son más que un teatro burdo y mala comedia. ¡Sus mentiras son menester!
Hoy se juntan a “tratar asuntos” de interés “nacional”. ¿Qué saben ustedes de sus naciones, manipuladores? ¿Qué saben ustedes de sus naciones si no es la cantidad de dinero sucio, infame y volátil que pueden robar? Dinero que falsamente su plebe cree que es necesario, atontada por los puñetazos de sus engaños elaborados, basados en el terrorismo organizado, legalizado, que ejercen sin pudor. Hurgan en el pasado buscando el hecho que les brinde la posibilidad de entonar un himno contra alguna causa, sin importar cual sea, para señalar culpables y manipular a indecisos y miedosos. ¡Mas tú, plebe estúpida, deja de buscar culpables para tus miedos! El miedo es para los débiles. Débiles de corazón incapaces de aceptar las causas y los efectos de sus decisiones.
Buscamos culpables hallando excusas para no hacernos cargo de nuestros propios miedos e ineludible culpabilidad. Y es así como otorgamos nuestra libertad a cambio de una seguridad nefasta. Una falsa promesa de felicidad. ¿Alguna vez se han preguntado por qué razón no se alcanza? ¿Pues cómo podrían manipularte si ya te la hubiesen dado? La felicidad es una cárcel. La felicidad es la cárcel más insidiosa de todas. ¡La cárcel de quien no se siente preso! ¡La cárcel del poseído por el ego y los cánones sociales! Mas no existe la felicidad sin libertad.
“Pero… ¿Quién se hará cargo? ¿Quién pondrá orden?” ¡Quién más sino tu! Eres Padre, eres hijo y eres espíritu. Hijo de los que estaban, padre de quienes vienen y espíritu por los de todos los tiempos. Deja de lamentarte por lo inevitable. Rechaza el querer controlar lo que no te compete, y lo que es más: ¡Rechaza darle el poder a otro para engañarte de que lo controlará pues es imposible! Tu desconfianza en los demás y en su autocontrol no es más que miedo. ¡Miedo contagioso! Termina con tu falso contrato por seguridad. Nadie puede proveerte más seguridad que tú mismo. Delegarla se convierte en una pérdida de tiempo. Despierta y hazte cargo. ¿Cuántos manipuladores más tienen que pasar para que reconozcas que no te representan? ¿Cuántas asquerosas formas más de falsa democracia necesitas establecer, presenciar y apoyar para abrir los ojos y ver que de democracia solo tiene el nombre? ¿Cómo puede ser legítimo el poder de alguien sobre otros si ese alguien no es lícito consigo mismo? Deja a un lado el sentimiento de “pueblo”. No existe el pueblo. Existes tú como individuo, pero es claro que no pueden controlarte como individuo, mas si pueden si eres “plebe”.
¿Quieres saber quién es culpable de todo lo que te sucede? Pues busca un espejo y un balde para vomitar y hacer caso a la nausea que te acarrea desde el día que naciste. Es el querer conservar lo que te envenena. No conserves. ¡Evoluciona! Deja de lamentarte y actúa. No existe el aburrimiento ni el agobio para quien actúa. No existe para quien se mueve. No existe para quien evoluciona y se supera a sí mismo y a los demás. Arroja las viejas tablas que te atan a tu pasado.
Se hijo, mas no esclavo. Un hijo no es clon de su padre. ¡Es quien lo supera y le da nueva vida a ese espíritu!
Se padre, mas no verdugo. Un padre no condena a sus hijos a prisiones antiguas ni a estándares propios. ¡Crea caminos y brinda confianza y amor a la libertad de sus hijos en superarlo!
Se espíritu, mas no espectro vengativo. El espíritu es eterno, es la conciencia que los hizo, te hizo, los hace, te hace, los hará y te hará. ¡Vive por siempre en la conciencia que evoluciona más allá de los valores de moda, el pasado, el presente o el futuro, pues no existe el tiempo en la eternidad, mas si la evolución!

martes, 18 de agosto de 2009

EN BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD PERDIDA‏ (Masita)

PARA ENCONTRAR LA FELICIDAD....HAY QUE DEJAR DE BUSCARLA....Una de las tantas "metas" impuestas en la vida es la de "ser feliz", no sabemos por qué, ni para qué, pero hay que hacerlo, HAY QUE SER FELICES, así nos pasamos la vida fijándonos si somos o no felices, perdiéndonos de VIVIR.
Lo más gracioso de intentar ser felices es que lo hacemos en comparación a algo o alguien, queremos "ser felices como...". No somos felices porque nos faltan "cosas", siempre terrenales, siempre objetos, siempre la ausencia de personas NO nos hace felices, será cierto? Todos son aprendizajes, son etapas, lo bueno y lo malo, ganar y perder, triunfar y fracasar. Estamos llenos de parámetros, de clasificaciones, de extremos, y vivimos pendientes de ellos para insertarnos en una sociedad que nos inserta, que nos dice cómo debemos ser y hacer, que nos vende su felicidad..
La felicidad no se compra ni se paga ni se permuta ni se ejecuta, pues no existe. Todos tenemos buenos y malos momentos, algunos duran más que otros, y en lugar de encasillarnos en infelices deberíamos resolver esas cuestiones para con nosotros mismos, elaborar nuestros propios duelos, resolver cuánto aprehendemos y aprendemos de eso, cuánto más nos estamos conociendo, cuántos recónditos rincones de nuestro ser nos quedan por descubrir. La "FELICIDAD", por poner un término masivamente conocido, se encuentra en vivir y en dejarse vivir, en fluir, en conectarse, en vaciarse y llenarse continuamente, en abrirse, en confiar, en creer, en dudar y volver a creer..
Simplemente... LET IT BE....

De Masita

lunes, 17 de agosto de 2009

A la princesita demócrata

"A eso aguardo aquí, astuto y burlón, en las altas montañas, ni impaciente ni paciente, sino más bien como quien ha olvidado la paciencia, pues no "padece" ya."
Así habló Zarathustra, IV
"La ofrenda de la miel"


¿Cuántas veces tuve que escuchar tus reproches? ¿Cuántas veces tuve que soportar tu insolencia? ¿Cuántas veces tuve que soportar tu idiotez? Ya no. La rutina del eterno retorno en soportarte finaliza hoy y para siempre. Tus aires de falsa, innecesaria y soberbia realeza quedan sumergidos en la más odiosa fragilidad de la imbecilidad humana. Ya no hay lazos que me aten a soportar tu falta de amor. Pues, ¿acaso hay lugar donde no hay amor? ¡Donde no se puede seguir amando se debe seguir de largo! Alguna vez he pensado en enseñarte que estoy vivo, en hacerte notar que me importabas, y cuál hombre terrenal, esperaba algo de ti. ¡Iluso de mí! ¿Qué es lo que puedo esperar de ti si no son tu infamia y blasfemia constante contra el mundo que quiero construir? ¡No debo esperar de ti! ¡Mucho menos debo esperar de mi! Debo actuar. Esperar es ya para los débiles. Desperdicias en el estatismo del “soy así” todo tu potencial. ¡Pues a la mierda contigo! Es tu potencial el que se desperdicia. Habiendo podido tomar tantas formas, grandioso es tomar la forma humana. Mas tu prefieres morir en el viejo hombre que dilapida su existencia en banalidades, rencores y miseria. En egos y visiones ajenas. En construcciones falsas y expectativas pobres e idiotas. ¡Dichosa tu vida si soportas tu decadencia! Eres para mi figura ahora. Eres menos que la piedra, pues la piedra es mejor maestro que tu. Con la piedra puedo tropezar. ¡Tú estás por debajo de la piedra! Aunque admito que compartes su externa dureza. Mas con el martillo de tus actos te desmiembras por dentro, infeliz. Estas palabras parecen cargadas de odio. Pues no me responsabilizo por la finitud de tu estrecha comprensión. Estas palabras te superan y solo te dejan ser. Y me dejan ser a mí. Te libero, liberándome de soportarte. Inútil es decirte algo cuando las respuestas a las preguntas que ignoras brotan de tu boca y de tus actos. ¡Dichosos aquellos que se juzgan a sí mismo con la consciencia suficiente! Vive en el eterno retorno de la ignorancia de tu ser. Feliz soy de haber muerto hoy. ¡Qué claridad en el camino tras la caída de tu cortina del más oxidado acero! ¿Consideración? ¡Qué condenada consideración mereces si no puedes considerarte ni a ti mismo! El camino del desapego es el que emprendo para alcanzar lo que tú ni imaginas. Bienvenido soy en esta senda. Piso sobre tus cabezas, incluso sobre la mía. No hay rencor. No hay excusas, ni disculpas, ni arrepentimiento. Voy por el camino del SER, y ahora hay un bulto menos en él. No tengo a que mirar atrás.
Más gracias: por enseñarme a saber cuando abandonar.

lunes, 10 de agosto de 2009

Dos amigos se encuentras en la calle (Pepe)

1- ¿Cómo andas?
2- Estoy perplejo...
1- ¿Por qué?
2- Porque se encargaron de robarme lo que más necesito.
1- ¿Que paso entraron ladrones en tu casa? ¿Te asalto un criminal?
2- Peor que eso, es una mafia organizada que llaman sociedad, de la cual todos participamos y muchos idiotas útiles o esclavos libertinos ni si quiera se dan cuenta.
1- ¿A que te réferis, con que te robaron?
2- Me robaron el amor y el conocimiento. Me quitaron también la paz, el equilibrio, la naturaleza, la pasión, y condicionan terriblemente hacia ciertos cánones, círculos o espacios mi creatividad y mi libertad.
1- ¿Por qué te robaron el amor y el conocimiento?
2- Porque es valorada la práctica del egoísmo y la discriminación, constantemente se hacen diferencias y se juzgan a unos y a otros, encima el amor queda reducido a una intima y limitada cantidad de personas. Como si esto fuera poco, lo comercializan, usando en su nombre practicas capitalistas. Para variar desde muy chico me enseñaron a valorar y querer a mis juguetes y mis cosas, y es el día de hoy que no puedo jugar sin bienes, encima no puedo comprender la justicia, sin premios o castigos, y solo entiendo la forma de ver el bien o el mal, según las leyes más ortodoxas, porque para variar herede una moral que me exige reprimir mis instintos y perder todo entusiasmo. Una moral absurda discutida, ridícula y conservadora que solo se sostiene por temores, apatía, desgano, depresión, mentiras, y secretos ocultos. El amor es algo mucho más puro que no sabrán estas personas definir hasta que abran su pecho, y den todas sus gotas de sangre, a quien lo necesite, recibiendo la bendición del desinterés. El amor, que es el único Dios que conozco, que es lo más sublime que nos une a todos y a todo, esa conexión esa energía universal y creadora, y ellos la resumen a un chocolate en san Valentín, o un anillo y unos cuantos papeles, que varios borrachos disfrazados se atreven a firman y confirmar.
Amor es conocimiento. Eso es lo que más me duele. Como se atesora cada cual lo poco que sabe o que no sabe, y lo repite para quienes pueden pagarle. Eso sí que es maldad, educar gente según mis conveniencias. Ojala alguien comprenda alguna vez que los chicos están llenos de pasiones e intereses, que desean desarrollar, hasta que las instituciones los aplastan.
Los jóvenes, gozan de alegría y sueños, y tienen las fuerzas para realizarlos, hasta que alguien sin preguntarles les enseña lo que deben hacer y de qué manera, castigando sus anhelos, y formalizando sus espíritus, desde su ropa hasta su rutinas, volviéndolos herramientas que generan suciedad. El esfuerzo y el sufrimiento tienen un papel fundamental en esta desnaturalización que vuelve al humano un ignorante y aburrido ser a escala masificada, que se lo puede medir, en números estadísticos y así marcar su destino. Menos libertad que un rebaño, mas crueldad que una masacre, porque la esclavitud del siglo XXI, la apadrinamos entre todos, pero solo se benefician unos pocos... muy pocos.

1- Entonces que propones vos, ¿cómo nos ajusticiamos del ladrón?

2- Difícilmente hallaremos al culpable, pero creo que podemos entender que todos somos responsables, y que esta idiotez que impera, está erguida por sobre nuestras mentes, y que es con miedo y con castigos que nos dominan, pero sus latigazos, no pueden ser eternos, porque no llegan a nuestro interior, por eso creo que es tiempo de reunirnos, juntarnos, querernos y trasmitir ideas y conocimientos desde el amor, y fomentar proyectos en comunión y altruistas, que no debemos estar separados tras monitores, celulares o televisores, que nos engañan en una conexión que no es tal, y nos manipulan gritándonos grotescamente que hacer y qué no hacer. Entender que 40 alumnos, tienen más conocimiento que un profesor y que justamente es a ellos a quien está dedicada la formación, por lo tanto es a ellos a quien se debe cuidar y escuchar, porque son ellos los beneficiados de ese proceso. Además salir de la soberbia y comprender que esta forma y sistema solo está llevando el mundo a la ruina. Ergo debemos todos mas humildemente y con mayor tolerancia aprender a manifestarnos y comprendernos en nuestras individualidades, porque es desde el respeto de ellas que podemos conciliar en un cambio profundo, social y significativo, porque será un cambio que nos permite aceptar nuestro ser y nuestro cuerpo, en equilibrio y no continuar con estos negligentes parámetros de belleza, salud, amor, y demás conceptos comercializados. Porque brillar en la tierra, es imitar o reflejar la luz del sol, con total desinterés y vacio de codicias, llenarnos de amor, que es el conocimiento, que es lo único que nos dará libertad, y paz.

De Pepe

lunes, 3 de agosto de 2009

Desencuentro

Para saber porque estaba ahí, tuve que irme. Para saber porque estoy aquí, tengo que volver. Por eso no se donde voy a estar. Por eso estoy en ningún lugar, y en todos a la vez sin ESTAR y sin SER. Solo un desencuentro espacio-temporal.

Pobre Toro

En la granja del señor Alonso hay un toro. Es un toro negro. Musculoso, con unas patas traseras capaces de destrozar cualquier muro. Un pecho brillante, ancho, de un negro azabache impresionante. Y su cara. Su cara solo denota fortaleza. La profundidad de su mirada y las enormes fosas nasales, que inhalan y exhalan con firmeza, dejan en el aire la sensación de haber sido arrollado por un huracán. Su imponencia es sublime. El brillo de su pelo, exaltado por su musculatura parece el más fino mármol negro, del cual no existe cantera en el que pueda encontrarse. El sol se desespera por hacer brillar cada hendidura, cada fibra que brota de su cuero robusto pero hermosamente flexible. Dos astas perfectamente puntiagudas, largas, simétricas hasta en la más mínima beta se yerguen en su cabeza. Afiladas, capaces de embestir, violenta y eficazmente, cualquier destino. El toro puede llevarse todo por delante, no habría lazo que pueda sostenerlo. No habría hombre capaz que domarlo. No habría muro capaz de contenerlo. Sin embargo, el bello toro no puede escapar a la necesidad de vivir en la granja de Don Alonso. ¿Quién contemplaría semejante belleza si el toro escapara? ¿Acaso el toro disfruta de los cuidados del señor Alonso? Sí, el siente ese poder de atracción que eleva su ego. Y se siente muy seguro dentro de su corral y con su harén de vacas premiadas. Ha ganado muchos premios. Premios otorgados por los hombres. Premios que reconocen la belleza designada, según, los hombres.
Su corral está pintado de blanco. Un blanco que contrasta con toda la belleza y la fuerza del ébano pelo. Un blanco de pureza infame. Y toda la grandeza del toro queda reducida a la fragilidad material de la madera astillada y pintada de blanco de su corral. Y toda su grandeza queda reducida a la voluntad de don Alonso. Es mucha seguridad la que tiene el toro. Don alonso provee, mas el estúpido toro, solo se duerme en la contemplación de la inutilidad superficial y no explota la fortaleza de su más poderosa posesión. Incluso teniendo el poder de hacerlo, el toro solo se da vuelta para ver el granero, sin contemplar que del otro lado del corral, los campos llenos de granos y verde pasto, de inagotable fuente de vida, no tienen fronteras de vallas blancas. No. Esos granos y esos pastos no están esperando la ambiciosa sensación de abrazo del sol para mostrar su brillo. Solo le roban energía para crecer donde puedan y en la simpleza de su flor conmueven con una explosión de color, aroma y belleza tan grande como la del toro, pero sin la presunción, el orgullo y la indulgencia de don Alonso. Cuanto poder desperdiciado el del toro. Por algo el toro sigue siendo alimento sufriente y herramienta comercial para satisfacer los deseos caprichosos de don Alonso. Por algo sigue siendo orgullo ajeno, engañado en su propio orgullo. Por algo sigue siendo solo espécimen de especie esclava. Solo porque su seguridad significa la muerte a lo único que ES.

miércoles, 29 de julio de 2009

Sobre la ley

La ley de los hombres es como un virus. Aparece como un pensamiento, una inseguridad y basándose en un falso altruismo, en querer proteger a los demás de las inseguridades propias, se esparce como una pandemia sobre los pensamientos de otros hombres. Se genera un conciencia colectiva sobre alguna inseguridad individual, y a partir de esa cultura del miedo, creemos protegernos del prójimo. Ilusos. Tontos. Imbéciles. Irresponsables. De lo único que nos protegemos es de la verdad. No hay más ley que la de amarse a uno mismo. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” es solo una extensión para que el “amarse a uno mismo” no caiga en el egocentrismo provechoso de cierto individuo que no es otro más que quien apoya “la ley” que escupe de su boca llena de yagas. ¡Podredumbre de su alma son las inseguridades por falta de amor propio! ¡Imberbe! ¿Qué eres tu sino el polvo de cual estás construido? ¿Qué eres tu sin la piedra, sin el pasto, sin el resto de los seres que habitan este hogar que llamaos universo? ¿Qué eres tú sin los demás de tu raza? Tu, que tanto te apoyas en tu historia y en tu “merecer”. Tú que con hipocresía y con aire picaresco crees conocer y justificar tus actos. Yo te digo que no hace falta justificación donde existe pureza en tu intención. Juegas con tu vida, tu verdad y tu persona. ¡Te desconoces! Mas por ello sufres y vives en disconformidad. Mas por ello vives con miedo. Mas por ello te apoyas según te convenga en alguna patraña arbitraria “ganada por la mayoría”. Patraña asquerosa y putrefacta que llamas ley con orgullo. Yo te digo esto: Tu ley no es más que tu miedo escrito y consensuado. Tu ley no vale para mi más que lo que evacuo por mi culo todos los santos días. Incluso puedo decirte que eso que evacuo es más noble, más puro, y más tú y yo que tu ley. La ley no existe si no la reconoces. Es solo un papel. Un papel del cual te mofas o aferras según te convenga. Hipócrita. Asco me dan tus leyes. Asco me da tu falta de amor propio. Asco me da tu falta de responsabilidad. Mas, lástima me provoca ver como te engañas a ti mismo. No es piedad. Es lástima. Por eso, solo te dejo ser. Yo no puedo hacer que te conozcas a ti mismo. Solo depende de ti. Solo contemplo y vivo entre los tuyos cual león entre malezas. Solo observo vacas gordas. Incluso es un insulto a tan noble animal compararte con él. Tu solo eres hombre.

Sobre los valores

El hombre es quien valora. Valora a través de una moral. Lo “bueno” y lo “malo”. Es ese juicio interminable una raíz fundamental de la falta de “conciencia total”. Formando él parte de una moral colectiva, deja de ser el “yo”, deja de ser-pensar, deja de actuar, y no sería descabellado decir que deja de valorar, desde la individualidad y el criterio construido con libertad. Es fagocitado por la moral histérica en la que nace y contextualiza. Porque ya no soy yo quien valora, sino una moral colectiva quien lo hace. Esto solo genera una idealización; ciertas pautas que hay que cumplir, porque son “lo bueno”. Ciertas pautas que hay que evitar porque son “lo malo”. En vez de serlo, idealizamos ser honrados. Aspirar a ser honrado (serlo), en el sentido de ser reconocido por los demás, es síntoma de desconocimiento del alma, del “yo”. El honor está basado en el juicio moral. Y este juicio es colectivo, una convención. No se puede ser altruista y aspirar a ser honrado. Idealizamos ser todas las virtudes que no tenemos. No las somos por falta de autoconocimiento, es decir por falta de aceptar serlas. En vez de conocernos individualmente, internamente, por motus propio, conocemos “ideas” o “percepciones” de nosotros mismos, asociadas a una “moral colectiva” y a la perspectiva ajena. Muchas veces confundimos valores colectivos con virtudes. Las virtudes son virtudes; Sólo dependen de mí y son para mí. No son, o no deberían ser, para otros, ni valoradas bajo otro juicio más allá del mío. Eso es libertad en un grado de pureza que no alcanzamos, auto-encadenados a juicios morales. Es el miedo generado por la incertidumbre, nuestra tendencia a querer conservarnos, quien confluye y hace convenciones de valores colectivos. Acuerdos tercerizados, objetivizados, despersonalizados convenidos en pos de la conservación en el tiempo y en el espacio de nuestro cuerpo material individual. Al final no es el “yo” quien se conserva sino un ideal del mismo, algo que no es “yo” sino una imagen, una “aspiración a ser” ilusoria de una convención, con la única finalidad de la conservación del mismo “yo”. Contradictorio. Lo que llamamos alma es nuestro “yo”, quien está en constante conflicto por salir a flote del ahogo incesante de los valores. El sentimiento de autopreservación, de conservar la vida, es un miedo infinito y constante que rige nuestro comportamiento socio-moral. ¿Cuál es la raíz del mismo? ¿Por qué sentimos inconscientemente la atracción por la conservación? Miedo. No estar seguros. No conocernos. No ser conscientes de que fuimos, somos y seremos parte del TODO. Coartar tu libertad por algún tipo de seguridad o comodidad tiene como consecuencia la autolimitación. Apoyándonos o tratando de alcanzar ideales colectivizados coartamos nuestra libertad. Decidimos, porque somos libres, no serlo. Podemos cambiar de opinión cuando querramos. La libertad máxima la alcanzaré conociendo al “yo”, al alma. Lo demás es solo un trato moral, en el cual la divisa de pago es nuestra libertad. A cambio obtenemos la sensación de seguridad con respecto a tal cosa. Al no depender ya de nosotros la seguridad sobre algo, sino de una sensación de seguridad brindada por un tercero o un convenio, nos genera incertidumbre y duda. De tal modo, solo emanan de nuestras bocas más valores, más ideales, más convenios, basados sólo en la falta de auto-conocimiento, basados en la falta de libertad, por miedo a aceptar y ser lo que queremos ser por nuestro propio alma.

Sobre la trascendencia

¿Cuál es la puta necesidad de medir nuestro progreso personal en comparación con otras personas? Lo más ridículo de todo es que muchas veces medimos tal progreso en términos que acaban reflejando cierto apego a la diferenciación social en términos de “calidad” de bienes económicamente costosos. Sentimos esa totalmente común satisfacción de creernos merecedores de cierto objeto en particular. Nuestra civilización, nuestra historia y ciertos aspectos educativos de nuestros medios de comunicación se encargaron perfectamente de transmitirnos mediante imágenes y sonido, y más importante aún por medio de la historia tras todo esto, esta creencia en particular, que aflora lo peor de nosotros. La responsabilidad de conocernos a nosotros mismos nos corresponde pura y exclusivamente a nosotros. Pretendemos reflejar nuestras inseguridades, nuestro egoísmo y aspiraciones personales de “ser más que otro” e imponer una especie de venganza contra el resto de la humanidad por razones que son puramente efectos de nuestra debilidad mental para entender que formamos parte de un TODO superior e interconectado. Omnipresente y eterno. El problema de la trascendencia, la trascendencia material, es algo sumamente estúpido. El problema muchas veces es querer ser recordados. Porque esa es una forma de trascender. Tal vez nuestros cuerpos no pueden trascender pero si pueden hacerlo nuestras acciones. Pues sí. Nuestras acciones nos trascienden. Un pedo que nos tiramos trasciende tanto como lo haría tener 20 millones de mansiones rodeando los lugares más paradisíacos de la tierra, 2 millones de dólares en un plazo fijo o dinero suficiente como para vivir nuestra vida, cómodos y sin trabajar, teniendo otras personas que hagan las cosas que no nos gustan. Claro… pero el dinero dura más tiempo o puede generar más cosas para nosotros que un pedo (nuestro, obvio… Ni hablar del de otro). Pero bien, es muy ridículo también pensar en eso ya que no vamos a presenciar absolutamente nada de todo lo que ocurra luego de nuestra muerte. Lo que es peor, ni siquiera podemos saber que nos pasará en los próximos 2 minutos. Entonces… ¿por qué mierda tendríamos que preocuparnos de lo que pueda pasar mañana si no podemos saber si estaremos muertos en los próximos minutos o vivos por 50 años más? No lo sabemos. Es pecar de tremendista. Todavía hoy no logro comprender porque ni con que medimos nuestra trascendencia. El problema mayor creo que está en el tipo de trascendencia que estamos buscando. Somos seres tan trascendentales como una piedra. Tal vez porque nuestra concepción del tiempo es diferente por nuestro tamaño. Ya que los tiempos transcurren de formas diferentes según el tamaño de las cosas. A lo que quisiera llegar, si me lo permite mi cerebro, es que no importa cómo; siempre seremos trascendentales. Porque formamos parte de un TODO. Esto puede sonar muy “new age” o tremendamente pelotudo, o ambos juntos, pero es cierto que nuestra materia y nuestra energía interactúan todo el tiempo de nuestra vida material con el resto del universo. Físicamente hablando, seríamos sistemas abiertos. Solemos pensar que cada átomo que nos compone nos pertenece. Y hablando en cierto tipo de escala temporal eso es cierto, ya que como tenemos conciencia de nosotros mismos, se templa en nuestro inconsciente esa sensación. Sin embargo, el camino lo hacemos todos juntos. Desde antes y hasta después afectamos al mundo y este nos afecta a nosotros. Es un intercambio constante. Pero al dañar el universo nos dañamos a nosotros mismos. A veces me dejan de importar los demás porque me doy cuenta de la finitud que es mi consciencia existencial. Hay una burda necesidad de sentirse famoso y recordado. Algunos mediante altruismo, puede ser. Otros por diferenciarse. Ambos son estúpidos. No tengas ninguna de esas sensaciones. Son tontas e innecesarias. Pero serán trascendentales. Afectarán la vida de otros… y lo que es obvio: tu vida.

Sobre la LIBERTAD y los "demócratas"

Cotorrean y hablan. Imponen y se convencen mutuamente de ideales blasfemos que se cargan contra su propia vida y su libertad. Construyen paredones de valores que, cual púberes insensatos, no se cansan de usar como frontones en los cuales martillan sus cráneos, felices de manchar con sangre a los demás. Se ahogan en las lágrimas que no paran de brotar de sus propios ojos y ellas retroalimentan la esperanza enferma y contagiosa en los ladrillos que suman a esa gran muralla que no es más que el paño de hierro que gustosos funden en sus ojos para no hacerse cargo de lo único que les pertenece y los hace Hombres: LIBERTAD. Toma tu tabla de valores, nefasta, y siéntete a gusto de escupir sobre ella. Relájate para defecarla en sus cuatro puntas y vomita todos los años, días y segundos que viviste bajo su peso. Salta el muro y por lo menos hecha un vistazo a lo que yace detrás.
Sí. Muérete de miedo. Muérete. Terror debes sentir por tu insolencia y desperdicio. Animal estúpido si los hay, aquel que desconoce su naturaleza y vive engañado en su propia mentira, en mares de sufrimiento individual y colectivo. El fuego incandescente de lo que hay detrás del muro quema toda tu piel y te deja desnudo. Solo hay luz detrás de la pared. Luz a la cual tantos años de angustia e inconformismo generado por tu ignorancia te han hecho intolerante. Por eso muérete. Muérete al cruzar la muralla o vive para siempre en la inmensidad de tu estupidez. Muérete al cruzar la muralla para renacer al calor inagotable de la libertad. Vacía de ti las letras que con sangre escriben los valores de los cuales te sientes orgulloso. Deja atrás la soberbia o acéptala como la muestra más natural de tus limitaciones, pero compártela, que no sea solo tuya, desnúdala a los demás para que puedan mutarla y defecarla frente a tus ojos. Ríe de ello, pues solo es aceptación. Olvida todo lo que “fue” para finalmente ser. Porque tu presente es tu futuro y tu pasado. Mas tu pasado no es tu presente y tu futuro no ES siquiera. Vacíate del “fue”. Y cuando ese vacío sea total no quedará lugar para nada más que eso que tanto anhelas. Eso que tienes ya, pero no aceptas. Eso que tapas tras cercas de púas. Eso que mal llamas ahora libertad, y que no es más que la auto-coacción delegada más humillante, inútil, hipócrita e innecesaria. La LIBERTAD no se abraza. Ella te abraza a ti.
Refúgiate cuantas veces quieras tras tu muro. Cambia sus ladrillos. Revócalo. Una vez que lo saltas ya no querrás vivir para siempre tras él. Poco a poco no podrás prescindir segundo a segundo de tu libertad y tu muro solo será el “fue” de tu no-existencia. Y el presente, tu EXISTENCIA, será una con tu LIBERTAD.